Justicia Debida


Como en casi todos los temas que se discuten en horario prime time, se montan escenas y dicotomías que evitan visibilizar los problemas de fondo. Mientras los jueces federales permanezcan intocables, el entramado político-empresarial seguirá intacto, y nos deberemos conformar con duelos mediáticos eternamente cíclicos.

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En las próximas horas diferentes fuerzas políticas -con el oficialismo a la cabeza- intentarán expulsar de la Cámara a Julio De Vido. Argumentos, sobran.
Hemos aprendido en el último tiempo sobre el descalabro en la obra pública nacional, provincial y municipal. Su procesamiento en la tragedia de once y las elecciones venideras lo dejaron en la cuerda floja legislativa.

Sin embargo, resulta curiosa la discrecionalidad con la cual el congreso (los diputados y senadores afines al poder político de turno) elige a quien juzgar y cómo lo hace.

Carlos Menem es el principal ícono. Doblemente condenado, por delitos gravísimos, goza de su banca y sus fueros desde 2005. Kirchneristas y macristas decidieron pasarlo por alto.

Y aquí es donde vale la pregunta. ¿Vale más la justicia o la voluntad popular?¿La democracia pesa más que la ética y la legalidad?¿Dónde está la tabla que mide condenas, sospechas y procesamientos?

Macri, Bullrich, Aguad y Pinedo parecen haber encontrado algunas respuestas. Que quizás hayan cambiado respecto a 2003, cuando siendo diputados, votaron en contra de la expulsión de Patti, sospechado de delitos de lesa humanidad.

Poder Real y Permanente


Promediaba el gobierno de Raúl Alfonsín, cuando en 1985 Clarín compró Radio Mitre.
Pocos años después, Carlos Menem, ordenó derogar el artículo 45 de la Ley de Radiodifusión que prohibía la conglomeración de medios y vendió - a precio irrisorio - el canal 13, hasta entonces público.
Clarín ya había dejado de ser un diario, para convertirse en un grupo.
Una de las primeras medidas económicas durante la presidencia de Eduardo Duhalde fue la pesificación asimétrica. Muchas grandes empresas licuaron sus deudas estratégicas a una tercera parte. Clarín debía unos 1700 millones de dólares, que se redujeron sensiblemente a partir de febrero de 2002.
Con la llegada de Néstor Kirchner al poder, los reglas del juego no cambiaron. Durante 2007, el gobierno autorizó la fusión de dos Multicanal y Cablevisión.
Muy poco tiempo después y hasta el final de su gestión, Cristina Fernández mostró al grupo empresario como el principal enemigo político. Sin embargo, a pesar de contar con un 54% de votantes, mayoría en ambas cámaras, sectores afines dentro del Poder Judicial, y el aval constitucional de la Corte Suprema, no pudo desconcentrar la corporación mediática ni con una ley.
Mauricio Macri, a los pocos días de asumir, dejó sin efecto aquella ley de medios. Fue entonces que Clarín quedó habilitado para ingresar a un rubro que perseguía hace más de una década.
Así fue primero por Nextel, a comienzos de 2016 y luego por Telecom, en pleno mundial de Rusia.

En 2017, sus socios además recuperaron el negocio del fútbol pago.
Estos 30 años de democracia han tenido matices y vaivenes, y un claro ganador, independientemente de quien resultase electo presidente. Elementos, tiene de sobra, para confiar más en su poder real y permanente.