Yo No


Yo no nací en la dictadura, pero mis viejos me contaron que no se podía usar el pelo largo.

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Yo estudié en democracia, pero en mi Escuela Industrial todavía se escuchan las voces de los alumnos y profesores perseguidos.

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Yo no escuché el sonar de escopetas derribando puertas,  pero un familiar me confesó que, 40 años después, siguen despertándolo las pesadillas de las fuerzas de seguridad que vienen a buscarlo.

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Yo no viví los años del horror, pero el papá de una amiga me dijo que en los setenta no  supo asumir su homosexualidad -ni mucho menos hacerla pública- por ser considerado subversivo. Y pervertido.

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Yo nací en Barrio Candioti, pero hay cientos de jóvenes -de 40 años- que todavía no saben quiénes son sus padres, y si un recuerdo de tortura y dictadores atraviesa su historia.

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Yo crecí en un país con ilusiones, pero siguen vigentes los efectos de un proceso de extranjerización que cambió su matriz productiva. Y después de mucho tiempo no pudo salir de su modelo endeudador y expulsivo.

LA SEMANA EN LA QUE LOS ÓMNIBUS NO PASARON

 



En San Gerónimo y Eva Perón, los 40° rebotan en el asfalto. Es miércoles por la tarde y bajo a la calle por unas frutas. En la esquina veo un señor de unos 70 años, secándose la frente con un pañuelo de tela y mirando su reloj. 


La verdulería tiene un cartel en mayúsculas, hecho a birome y cartón: 'CERRADO POR PARO DE COLECTIVOS'. Decido caminar hasta el supermercado y cuando vuelvo me encuentro nuevamente con el señor, esta vez en la vereda de enfrente, cobijado por la sombras de los rascacielos.


- Disculpe, ¿por las dudas está esperando el colectivo?

- 'Sí, muchacho, desde hace una hora casi', me contesta casi sin abrir la boca.

- 'No va a pasar' -me atrevo a decirle-. 

Se ríe y me dice que está acostumbrado a esperar.

- 'Están de paro por hoy al menos', le digo juntando coraje.

El anciano hace una mueca y se asoma una hendija en su sonrisa.

-'No sabía nada. Mi patrón me dejó en la obra al mediodía'. Mira de nuevo al reloj, y comienza caminar en la misma dirección que la mía.

- ¿A qué se dedica?

- Soy jubilado hace tres años, pero hago unas changas de pinturería cuando un amigo de mi yerno me necesita. Cobro la mínima y está brava la mano, vio?


Lo miro y pienso en mis abuelos, en mi viejo próximamente. ¿Hace cuánto que venimos postergándolos? Me duele más todavía cuando lo escucho consciente del contexto.

'Cobro hace tres meses 150.000 y las cosas aumentan todas las semanas'.

Le pregunto para donde va y me dice que para el trabajo de su hija, donde a más tardar la buscan a las ocho.


Soy yo quien mira el reloj ahora -el teléfono- y veo que faltan más de dos horas para eso. Nos saludamos brevemente.

Me dice que seguramente con el boleto a $400 ésto no va a volver a ocurrir. Que todo es cuestión de plata.


Pienso que algo de razón tiene. Hasta que vuelvo al departamento y, mientras corto una sandía blanca, escucho que la 'ley omnibus' tampoco pasó. La disidencia tiene costos y el presidente anunció que el interior -una vez más- pagará el pato de la boda.