Te vas, verano


Te vas, verano,
como se escapa el sol de la ventana,
como las hojas se desparraman en un remolino azul,
como estas lágrimas que ruedan

Te vas, verano,
como si existieran las certezas,
como si las verdades absolutas nos gobernaran.
Te vas como si todas las preguntas se pudieran ignorar.

Te vas, verano,
hacia la nada,
Te vas verano,
y por tres meses
¿a dónde vas?

Te vas, verano,
irreversible,
como la adolescencia,
como se va el mar,
te vas para adentro,
te vas como si fueras a volver.

El salario en los tiempos del cólera




La semana pasada el CEPA (Centro de Economía Política Argentina) emitió un informe analizando los meses de verano en el principal corredor urbano del país. Los resultados fueron demoledores: el 35% de los participantes de la encuesta disminuyeron el consumo de lácteos, el 48% el de carnes, 24% frutas y verduras, 23% medicamentos.

En este contexto, cada marzo nos encuentra en el mismo lugar: Los estatales discutimos salarios en un contexto nacional desfavorable y complejo.
Sin embargo, la Provincia de Santa Fe es una de las provincias más ricas, con fuerte sostén en el agro y su cadena productiva. Es por ésto que exigimos un esfuerzo para sostener nuestro poder adquisitivo.

Estos tiempos han hecho que, contar con un trabajo formal, sea gozar de una gran fortuna. Quienes ostentamos este bien, debemos ser conscientes de nuestra responsabilidad.
Los derechos conquistados son cauces rectores que impulsan beneficios en el ámbito privado e informal.
¿Cómo va a reclamar un compañero contratado mejorar sus condiciones laborales sin que las mismas se garanticen para los trabajadores de planta?
¿Cómo van a discutir salarios los sindicatos del ámbito privado si las estructuras gremiales del estado flaquean ante la patronal?

Un marzo más, docentes, trabajadores de la salud y estatales nos encuentra juntos, y siempre del mismo lado.

Camino a Melmac





Duerme el aire en el balcón,
seduciendo a alguna luna;
amanece en una cama,
se despierta en tu estrechez.

Agradezco tu sonrisa temprana,
que agradece mi caricia;
caminar juntos a Melmac,
colorear el corazón.

Y si te cierran la comida rápida a las doce,
si las pastas no salen en enero;
yo te espero a cenar,
un domingo, en el piso tres

Terciopelo que te envuelve,
que sostiene tus ojos de miel,
se levanta tu mirada
desafiante en el sillón.

Tu verano que no calla
sus perfumes inquietos;
un aro y un rasguño
con olor a libertad

Y si la lluvia no se atreve a interrumpir tu sueño;
Si tres flechas se dispararon en cada abrazo
yo te espero a cenar,
un domingo, en el piso tres

Y si tus hombros naufragan perfectos,
dos anticipos de tu desnudez;
si a cuentagotas pasa este tiempo,
yo te espero un domingo, en el piso tres.