[Ya sabemos donde están las cosas muertas.
Esos rostros de asesinos, que regresan,
a explicarnos que jamás hicieron nada.
No sé bien donde poner tanta tristeza...]
Detrás del humor.
Detrás de lo nuevo.
Detrás de lo vulgar y chabacano.
Detrás de las putas y la misoginia.
Detrás de los discursos vacíos.
Detrás de la política sin ideologías.
Detrás del agua caliente para los negritos.
Detrás de los globos y el amarillo.
Están ellos. Los que inundaron la ciudad. Los que protegieron a Storni. Los que regalaron el Banco y su historia. Los que le recortaron el sueldo a los jubilados y a los docentes. Los que no hicieron un hospital en los últimos 60 años.
Los Mercier y Los Reutemann.
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