Desde otros azules
No veo nada,
pero puedo sentir cómo la tarde
se acurruca en el cielo
y se tiñe de frío
Todavía difusas,
flotando sobre la humedad de la ciudad,
tus palabras me llegan
con colores compuestos.
Mis ojos no lo pueden observar,
pero percibo una gota,
que el aire ya no puede abrigar,
una gota que nace tímida,
y crece, lenta, hacia su destino inevitable.
Alertados, mis sentidos,
por tu cuerpo, que me inunda
con sus formas redondeadas,
con su olor a frutas frescas.
No veo nada,
salvo tu sonrisa,
que me llama
desde otros azules.
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