El peso de la historia, adelgazado




Estamos asistiendo a un mundial atípico. No tanto por las sorpresas en los resultados - que siempre están presentes en los mundiales (Croacia en 1998, Senegal en 2002 y hoy Costa Rica son alguno de estos ejemplos) -, sino porque nunca se vio tanta paridad entre los equipos supuestamente 'grandes', o con 'historia', y los menos futboleros.
Ahora bien, ¿Deberíamos sorprendernos? ¿Es producto del azar, la fortuna o existen causas que podrían aplicar esta reciente paridad?
'El fútbol se ha emparejado', parece ser la principal explicación de los resultados que tenemos últimamente. Pero, ¿qué decimos cuando vamos a esta frase recitada hasta el hartazgo?.
El 76% de los jugadores de este mundial juegan en ligas europeas. Es decir que 3 de cada 4 jugadores se someten todas las semanas a rigurosidades físico-tácticas similares. Esto proporciona una base común conocida, para las selecciones menores. Selecciones como las africanas, han dejado de ser solamente grupos de atletas para sumarle a su juego esquemas de juego claramente definidos.
Otro elemento a tener en cuenta son los tiempos de preparación de los equipos mundialistas. La escasa distancia entre las finales europeas y el comienzo de la copa del mundo, dieron poco lugar al ensamble colectivo y al ensayo de variantes.
Aquí nuevamente, los seleccionados 'poderosos' son los más perjudicados. De ellos se espera que ataquen incesantemente. Que sean los que propongan. Es mucho más sencillo planificar 'romper' que planificar 'crear'. Se necesita tiempo para esto último. Además, las tácticas defensivas son las que mejor enmascaran los errores individuales.
Entonces, creo, no debería impresionarnos, que ante equipos preparados de la misma forma física, con poco espacio y muchas piernas, con casi nulo trabajo sobre rotaciones, desmarques y movilidad, sea repetitiva el arma para abrir caminos victoriosos: el talento genuino, personal. Materia prima, pura. Y eso sigue estando por los mismos cercanos, lugares de siempre. Por ahora.


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