Noche















¡Y ahora no querés! 
Me buscaste durante todo el día. Me perseguiste en cada hueco, en cada distracción, haciéndome notar que estabas conmigo. Y ahora que te quiero, que te necesito, te alejas como ese barco que se va perdiendo tras la niebla del muelle.
Te pedí que me esperaras. Sabés que trabajo en las mañanas. Aunque te postergo con mis quehaceres, sé que me reclamás. Es por eso que ahora te busco alocado. 
Acercate, que la noche es corta, y cuando suene el despertador voy a maldecir tanto tiempo perdido. Me quedo preguntándome, con los ojos abiertos, por qué lugares caminarás a estas horas. El segundero del reloj me ensordece, y aunque a las vueltas estoy, mi cama se hace ancha, y de vos casi no sé. 
Mecete lento, suave, envolvente. Poco a poco invadí mi lugar. Sumergime en las dulces melodías de la inconsciencia. Conquistame con una caricia purificadora.
Te espero. Quiero recorrer en vos tiempos inimaginables, viajar por lugares recónditos. Es que ansío, ya, separar el alma del cuerpo.
Te espero, aunque sea cada vez mas tarde. Sueño: vení.

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