La escasez de la escasez



Y si el futbol nos apasiona por su escasez,  por lo que generalmente no ocurre y llamamos goles, los mundiales son la escasez de la escasez, algo así como 'la crème de la crème'.

Una competencia por la que esperamos mucho, y dura tan poco. Cuatro años de perseverancia para vivir un mes de puro fútbol. Es decir, que cada 48 meses -¡cuarenta y ocho!-, uno sólo nos llevará de nuevo a esa ilusión infantil de preocuparnos sólo por un juego. Si lo miramos en días, puede parecer aún más profunda la relación: esperamos 1428 para disfrutar de un mundial 32.

El nuevo formato de los mundiales agudiza este concepto. Desde que la FIFA dispuso, en 1998, sumar 8 equipos a la competición, decimos que 'el verdadero mundial empieza en octavos'. Para ese entonces, ya se jugaron el 75% de los partidos, con lo cual cuando empezamos preparar el tenedor, ya nos retiraron el postre.

Y no es fácil llegar al postre. Sólo dos países cada cuatro años. Entonces, para la gran mayoría de los seleccionados, un mundial dura mucho menos. Es aún más escaso.

¿Pero qué pasaría si no debiéramos esperar tanto? ¿Si el reinado del fútbol dispusiera que se jugase cada 2 o 3 años? ¿Si los 'dueños de la pelota' decidiesen que esta euforia se alargue, en vez de un mes, por dos o tres? ¿Sentiríamos lo mismo?¿La misma adrenalina, la misma ansiedad, el mismo desafío?

Yo creo que no, los futboleros necesitamos de la escasez.

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