¿Por qué el fútbol?



Quizás sea por costumbre, quizás sea por tradición. Quizás un elemento más del mundo globalizado.
¿Por qué nos gusta tanto el fútbol? ¿Cómo es que este juego, generalmente más observado que jugado, nos genera esa adrenalina, esos cambios en nuestros ánimos? ¿Tiene algún componente diferente a otras prácticas? ¿Algo que lo haga sobresalir o lo queremos porque lo queremos y ya, como todo lo que proviene de la familia?

Desde un punto de vista social, el fútbol es un gran vínculo con lo paternal. Desde chicos, esa pelota, esa camiseta, ese carnet. Pura simbología de esa unión padre-hijo, que usará como medio el sentimiento por un club, y que ya ni la muerte separará, porque 'desde el cielo te voy a alentar'.
Ese agradecimiento al viejo por hacernos hincha del mismo club significa agradecerle haber encontrado un camino a compartir, de encuentro de emociones, de comprensión mutua. Quizás el único en común cuando los años hayan pasado.

Existe otro elemento en el cual el fútbol se distingue de los demás, un punto estrictamente técnico y reglamentario: se juega con los pies. La mayoría de los deportes requieren las manos o el uso de elementos anexos dominados por éstas: una raqueta, un palo. Manejar, conducir una pelota con los pies, supone un dominio contracultural del cuerpo. Extremidades que sólo sirven para desplazarse, dispuestas a generar coordinación y belleza. Lo que implica, a su vez, que resulta mucho más difícil adquirir destrezas si no se lo ha practicado cuando niños. El manejo de las manos suele ser más natural.

Pero hay algo que particularmente me convence, hay algo que principalmente me despoja de toda duda. Su escasez. La escasez de sus goles. Mientras en el handball hay diecitantos, en el rugby decenas de anotaciones, en el basquet casi cien, y el tenis infinitos, en el fútbol hacer un gol, es -cada vez más- difícil. Llegar al objetivo -goal, de su origen en inglés- puede ser un intento, tal vez nunca logrado en un partido. Pocos deportes permiten un empate como resultado del juego, y muchos menos permiten un 0 a 0. El fútbol es uno de esos.
La relación entre las veces que se consigue ese objetivo, respecto de las veces que se intenta es bajísima respecto a otras disciplinas. Y diversas formas de medir estos intentos -posesión, tiros a puerta, cantidad de delanteros- suelen no reflejar el resultado de un partido. Este hecho es el que más colabora a su impredecibilidad, a su 'azar', a la maravillosa injusticia de este juego.

Por eso gritamos gol tan fuerte.

1 comentario:

  1. El fútbol, por un lado, canaliza el instinto gregario nacionalista, sirviendo de catarsis a los impulsos guerreros primitivos. Esto satisface el espíritu competitivo de los hombres de conciencia poco desarrollada. Sin embargo cabe preguntarse el porqué de esta inmensa atracción hacia el fútbol, sobrepasando a las otras actividades deportivas. Creo poder explicarlo: el ser humano, al mismo tiempo que es atraído por impulsos cavernarios, también es objeto de una fascinación por lo sagrado. Y el fútbol reúne estos dos aspectos. Fue creado por una sociedad esotérica inglesa, aplicando en su esquema principios de la alta magia. Se juega sobre un rectángulo verde, siendo el verde el color que simboliza la eternidad. El doble cuadrado es un signo iniciático donde se inscribe la sección aurea o divina, tan usada por pintores como Leonardo da Vinci. Las cartas del Tarot de Marsella son rectángulos. Los lenguajes sagrados, como el hebreo o el sánscrito tienen 22 letras principales. Los jugadores de un partido de fútbol son 22, tantos como los 22 arcanos mayores del Tarot o los 22 polígonos regulares. En el centro de la cancha hay un círculo con un punto en el medio: símbolo del oro, en la alquimia, o del sol o del Dios esotérico. En el terreno verde se delimitan en sus esquinas cuatro áreas indicadas por un cuarto de círculo. Corresponden a los cuatro símbolos de los arcanos menores del Tarot: espadas, copas, bastos y oros. Frente a cada arco, que es un medio cuadrado vertical, se extienden dos medios cuadrados horizontales. Si se suman los dos arcos se obtienen tres cuadrados, uno más pequeño, uno medio y uno grande: son los tres cercos cuadrados, cuerpo, alma y espíritu, símbolos del templo, que va del cuadrado exotérico, al cuadrado interior esotérico, donde viene a anidarse la pelota, es decir el Cristo. ¿La pelota símbolo del Señor? Sí. La pelota oficial está compuesta de pentágonos negros y hexágonos blancos. Cincos + seis. Jesús (cinco letras) + Cristo (seis letras). Se parte del gran círculo con el punto central, el dios exterior, (Jehovah, Brahman, Alah), y se lucha para llevar a Dios al centro del templo. Con el gol el hombre simboliza al Dios interior, (Cristo, Atman, Buda)… Estas competencias donde se marcan goles, existían entre los mayas y los aztecas mexicanos, los mapuches chilenos y en gran cantidad de tribus primitivas. No me extraña que a veces se produzcan muertes en los partidos de fútbol . En ellos se une la violencia a lo sacro. Entre los mayas, a los ganadores del partido se les concedía el inmenso honor de ser degollados para que los dioses se alimentaran de su sangre.

    Respuesta de Alejandro Jodorowsky a Plano Sin Fin

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